Cada orden de mi Amo es un nuevo reto para mí. Se que de cada experiencia aprenderé algo importante aunque el deseo de agradarle, complacerle y obedecerle me llene por si solo.
Ayer me ordenó dormir atada. Debía poner una correa alrededor de mis piernas durante toda la noche, llamarle al despertar y masturbarme para Él. Me encanta dejar mis orgasmos en su contestador. El sólo hecho de imaginarlo escuchándolos me excita...
Era muy tarde ya cuando acabamos de hablar pero, antes de dormir, tenía deberes: Mi Amo deseaba de su puta un nuevo orgasmo, de los que le gustaban, bien ardiente y sonoro.
No me es difícil cuando pienso en Él. Me acaricié, puse unas pinzas en mis pezones y con el vibrador al máximo me corrí rápidamente, luego me até y me dormí enseguida porque estaba muy cansada. La postura rígida y forzada de la correa hizo que me despertara varias veces durante la noche. Cada vez que lo hacía tardaba un tiempo en darme cuenta de lo que pasaba, en hacerme consciente de mi postura y su significado y en volver a dormirme. Sentí una profunda entrega y me hizo feliz el saberme tan suya.
Cuando me desperté por la mañana mi sexo se humedeció de inmediato al pensar que debía entregarle de nuevo el placer a mi dueño. Lo hice suavemente, con la correa puesta, como una perra en celo.