jueves, 3 de abril de 2008

Experiencia 2

Tengo ante mi una vista espectacular. Los meandros del Cinca, arropados por una inmensa chopera, me regalan el suave murmullo de sus aguas tranquilas y, al fondo, recortado sobre una colina, imponente, el castillo de Monzón, una construcción medieval de la orden del Temple que despierta mi imaginación y me recuerda, pintando una sonrisa en mi rostro, las primeras líneas que me escribió mi amo y que me han traído hasta aquí.

“Un largo asedio al castillo que defiende una valiente princesa toca a su fin, sucumbiendo ante el sanguinario y bárbaro guerrero que la hace prisionera. Trasladada a su mazmorra la princesa es encadenada, torturada y violada por el bárbaro que pretende hacerla su esclava... ”

Así comenzó una historia en la que amo y sumisa fueron añadiendo episodios como puentes tendidos que acercaban sus almas y aquí, en este paraíso perdido que acuna la mía sumisa, recuerdo la primera orden antes de entrar al hotel:

- Cuando lleguemos a la habitación dispones todo lo que has traído en una mesa, te desnudas y te tumbas en la cama. Te quiero en silencio desde ese momento, tan sólo hablarás cuando tu amo te lo ordene. ¿Entendido?

Ni la amabilidad del dueño del pequeño hotelito mostrándonos cada habitación, ni la de mi amo dejando en mis manos la elección, logran apartar de mi mente el eco de esas palabras que, a cada paso, acrecientan la humedad entre mis piernas.

Excitada, expectante y con el deseo desbordado tras cinco horas de viaje con él, entro en la habitación escogida y me apresuro a cumplir sus órdenes.
Mi amo me pone un antifaz y empieza a recorrer mi cuerpo con sus manos que, tembloroso, responde a sus caricias. Besa mi boca, sus besos son largos, apasionados, tiernos. Mis nervios van poco a poco dejando paso a la excitación que va creciendo con ellos.Baja a mis pechos, chupa mis pezones, los pellizca, los muerde, los acaricia...Mete un dedo en sexo y con otro acaricia mi clítoris mientras no deja de hablarme: Ahora eres tu esa princesa indefensa ante el bárbaro y yo voy a sacar a la puta que llevas dentro, te voy a hacer mi perra...Alterna esas caricias que me hacen retorcer de placer con azotes en mis nalgas, en mis pechos, con pequeños mordiscos y va introduciendo más dedos en mi sexo empapado. Me siento una verdadera perra en celo... - ¿Sabes que no puedes correrte sin permiso, verdad mi puta?- Sí mi amo, le contesto- Así me gusta, verte gozar.... Y continua hablándome, y yo pierdo la noción del tiempo del espacio....El placer lo envuelve todo. El dolor también es placer, aprendo a encontrarlo... La intensidad de mis gemidos crece y mi amo tapa mi boca con su mano.El placer llega a hacerse doloroso, los azotes cada vez más placenteros...Necesito que estalle en el ansiado orgasmo pero sigue creciendo. A veces parece que remite pero comienza de nuevo en un punto más alto, con más fuerza si cabe. Cuando llega al cenit soy un animal salvaje, como mi orgasmo que no termina... Mi amo, retira el antifaz, acaricia mi frente y me dice que me apresure, que ha pasado más de una hora y nos esperan para comer.Me parece increíble, ¡una hora!, y más increíble aún cuando me dice que he estado más de la mitad de ese tiempo gimiendo de placer, casi gritando a veces, y que al menos ha sentido tres orgasmos mientras su mano ha acabado por completo dentro de mi sexo. Algo sorprendente pues nunca había experimentado un fisting completo...Antes de bajar al comedor, mi amo me regala su primer orgasmo en mi boca.Una exquisita comida y un vino delicioso aderezan una distendida conversación llena de miradas cómplices. Me siento bien expresando lo que siento y cómo me siento.Después mi amo sale a trabajar y yo le espero. Cuando llega estoy arreglada pero me ordena que me desnude y que le excite. Mientras me quito la ropa siento mi humedad y mientras beso , lamo su cuerpo y me entrego a su sexo la excitación crece y, de nuevo, tiene a la perra que desea a su merced. Ahora me ata por primera vez las manos y pinza mis pechos. Los pezones están bastante castigados y duelen, aún así intento no quejarme. El dolor aumenta cuando pinza los labios de mi sexo y mucho más cuando introduce y mueve sus dedos. Estoy dolorida y se lo digo pero tapa mis palabras con sus besos hasta que la humedad va en aumento y el dolor va dejando paso al placer, permitiendo que sus dedos se deslicen más y mejor dentro de mi. Pero mi amo ahora prefiere mi dolor. Saca sus dedos y mueve las pinzas despertando de nuevo, y más intensamente, el dolor. Y así sigue alternando, buscando los límites, del dolor en mis lágrimas y del placer al borde de un orgasmo que provoca con facilidad creciente. Disfruto con el juego pero, cuando de forma inesperada, empieza a quitar las pinzas si saltan esas lágrimas. Lo hace sin miramientos y no para hasta quitarlas todas. Es tan grande el dolor que me cuesta mantenerne en el sitio y no abandonar....Pienso en quién soy, en lo que quiero y me voy calmando. Sus caricias me ayudan, sus palabras también. Cuando vuelvo a sentirme excitada vuelven las pinzas a mis pechos, estoy tensa pero mi amo me relaja con su lengua en mi sexo, luego introduce sus dedos y vuelvo a tener un tremendo orgasmo. Con mi sexo aún palpitando mi amo me ordena ponerme a cuatro patas y me cabalga agarrando mi pelo y azotando mi culo hasta que se derrama en mi interior. Ambos caemos sobre la cama, cansados, pero él se incorpora antes que yo y, sujetándome marca mi culo con un gran mordisco que me pilla por sorpresa. - Te quiero marcada, me dice, que me recuerdes unos días cuando nos separemos. Después me ordena que cuente los azotes que me va a dar. Quince, los últimos en el mismo sitio....¡Duelen! Y antes de levantarme un mordisco más... Nos arreglamos para bajar a cenar, de nuevo sorprendidos por el tiempo. Le pido permiso para ir sin ropa interior y él me lo otroga complacido. Me siento su puta y me encanta.Tras la cena dormimos agotados, yo desnuda por orden suya por si quiere utilizarme durante la noche y... excitada por el solo pensamiento. Me despierto con el cuerpo cálido de mi amo pegado al mio y de inmediato nace el deseo. -Su putita está caliente mi amo. -¿Sí?, ¿Y qué haría mi putita por su amo? - Mmmmmm, lo que mi amo me ordene... Me ordena ponerme a cuatro patas.Recibo unos cuantos azotes, alternados con caricias que me saben a gloria. Me dice que invente una historia. Es su cumpleaños y estamos en una mazmorra, he buscado una sumisa para complacerle, como regalo . Él está sentado y yo entro con una sumisa encadenada y vendada. - Sigue, me ordena Lo hago, quiero excitarle :- La llevo hasta una cruz y la ato allí, cojo un látigo pequeño y flagelo todo su cuerpo. Sus muslos, sus pechos, su sexo...Voy alternado el látigo con suaves caricias, besando su cuello, lamiendo sus pezones. Cuando termino meto dos dedos en su sexo y mirando a mi amo, le digo: -Esta putita está excitada como una perra mi amo, tendremos que castigarla un póco más.... Mi amo me penetra con sus dedos, yo también estoy mojada... - Continua, me dice, lo estás haciendo muy bien... - Pinzo sus tetas y su coño y la meto un vibrador, la putita jadea de placer. Muevo las pinzas y retuerzo un poco las de los pezones para alejarla un poco del inmiente orgasmo, después lamo su clítoris y miro a mi amo buscando aprobación. Estoy loca porque mi amo me folle, me penetre, me de mi premio como a una buena perra... En ese momento mi amo me azota, me agarra del pelo, estoy al borde del orgasmo.... - ¿Te la vas a follar perrita? - Sí mi amo me la voy a follar para usted, jadeo. Amo, mi amo, ¿me puedo correr? -No, no hasta que te la folles, mi puta. - La llevo a un potro, ato sus pies a las patas y doblándola por la cintura ato también sus manos a la espalda. Amo, no puedo más... Y mi amo vuelve a castigar mi culo mientras me sigue follando sus dedos se mueven dentro de mi coño con un ritmo cada vez más rápido. -Me pongo el arnés, la puta tiene su sexo chorreando y la penetro para mi amo, su coño, su ano...Cada vez que empujo siento un golpe sobre mi sexo, me excito, miro a mi amo..... - Amo no puedo más... -Ahora mi puta, ¡córrete! ¡YA! El placer me recorre, me posee, mi amo retuerce mis pezones y tapa mi boca mientras termino, luego me monta. Su sexo duro me traspasa, disfruto centrándome en darle placer, siento como se acerca su orgasmo que recibo como una perrita feliz. Durante el desayuno me dice que quiere esa historia de la mazmorra y la sumisa por escrito y completa y sugiere que nuestra próxima cita podría ser allí....